Por: Julio Castro
Alicia Soto busca innovación nuevos retos en distintos planos del arte Tras la muestra artística de Alicia Soto, se esconde un gran peso de pensamiento filosófico, en el que vuelca una buena parte del contenido que desarrolla en este trabajo que denomina 2 ó 3 preguntas, y en el que no sólo mezcla los elementos de la tierra, el agua, el aire… y el fuego final, sino que también juega con distintos conceptos, con las bases del conocimiento de la filosofía del Discurso del método de Descartes, a través del cual esta coreógrafa, más que pensar o caminar para existir, significa danzar para expresarse a partir de ese «sum» del silogismo. Dice la propia autora que se trata de darle a la cabeza para crear algo nuevo, pensar para hacer algo diferente. De esta manera nos describe al final de su trabajo en un breve comentario, cómo surge la idea de incorporar la parte proyectada del video, de forma más interactiva y relacionando su interpretación con la proyección de imágenes. Así, el trabajo dividido en dos grandes apartados, cuenta con una primera parte en la que la proyección sobre una puerta (que soporta un lienzo elástico) abre un vano hacia el pensamiento y la actuación que la videografía desarrolla inicialmente en un solo plano, pero que luego permitirá a la bailarina darle forma desde la parte posterior, interviniendo directamente sobre las imágenes que evolucionan. No sólo consigue efectos muy espectaculares en este juego de volúmenes que desbordan el marco de la puerta, sino que dan un hiperrealismo al trabajo, que sorprende aún en esta era del 3D en un cine que se limita a hacer demostraciones comerciales a precios muy elevados. El juego con el aire y el agua predominan en esta primera sección del trabajo, para terminar en un ser que será capturado por sueños y miedos que atenazan su entorno más subliminal, aunque inmediato. La segunda parte arrancará con la tierra, a partir de la que surge la figura del ser, como si volviese de una tumba, pero desnudo y vivo como un recién nacido. El paralelismo de los avances en su nacimiento lleva aparejada la consciencia de esa necesidad por saber qué y quién es uno mismo. Con esas preguntas, con esas dudas convertidas en conclusiones, se produce el nacimiento, levantándose de la tierra, que a la vez rechaza y maneja como su origen a partir de ese momento. Se mueve en las luces y en las sombras, alternando movimientos más lentos y armoniosos, con otros más convulsos y violentos. Así llenará la sala con la tierra que ha renovado su forma, para desplazar el presente hacia un futuro de fuego que se refleja en las luces hacia las que se dirige. Un trabajo sorprendente, imaginativo, muy paralelo y equilibrado entre la escena y la proyección, pero sobre todo, entre el concepto de las estructuras de su imagen y el mensaje que transmite en cada instante y cada formato de su trabajo. Sí, realmente es diferente.